Salmos 39: 1-13
Yo dije: Atenderé a mis caminos,
Para no pecar con mi lengua;
Guardaré mi boca con freno,
En tanto que el impÃo esté delante de mÃ.
2 Enmudecà con silencio, me callé aun respecto de lo bueno;
Y se agravó mi dolor.
3 Se enardeció mi corazón dentro de mÃ;
En mi meditación se encendió fuego,
Y asà proferà con mi lengua:
4 Hazme saber, Jehová, mi fin,
Y cuánta sea la medida de mis dÃas;
Sepa yo cuán frágil soy.
5 He aquÃ, diste a mis dÃas término corto,
Y mi edad es como nada delante de ti;
Ciertamente es completa vanidad todo hombre que vive. Selah
6Â Ciertamente como una sombra es el hombre;
Ciertamente en vano se afana;
Amontona riquezas, y no sabe quién las recogerá.
7 Y ahora, Señor, ¿qué esperaré?
Mi esperanza está en ti.
8Â LÃbrame de todas mis transgresiones;
No me pongas por escarnio del insensato.
9 EnmudecÃ, no abrà mi boca,
Porque tú lo hiciste.
10 Quita de sobre mà tu plaga;
Estoy consumido bajo los golpes de tu mano.
11Â Con castigos por el pecado corriges al hombre,
Y deshaces como polilla lo más estimado de él;
Ciertamente vanidad es todo hombre. Selah
12 Oye mi oración, oh Jehová, y escucha mi clamor.
No calles ante mis lágrimas;
Porque forastero soy para ti,
Y advenedizo, como todos mis padres.
13 Déjame, y tomaré fuerzas,
Antes que vaya y perezca.