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viernes, octubre 4, 2024
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“Asfixia” en Sudamérica por el humo de los incendios forestales

La espesa niebla generada por el humo de los incendios forestales en la basta selva amazónica, principalmente en Bolivia y Brasil, ahoga a varias ciudades de Sudamérica; el alto grado de contaminación ambiental ha activado las alarmas al constituirse en una amenaza para la salud púbica. Las autoridades sanitarias llaman a la población a asumir medidas de prevención, mientras miles de estudiantes volvieron a las clases virtuales.

El mayor desastre eclógico que sufre la selva amazónica nos ha llevado a los niveles más bajos de la calidad de aire en la historia de esta región y ha aislado, y afectado la salud de decenas de comunidades de área rural, señala el experto e investigador en medio ambiente Thiago Benites Quiroga.

“Si los gobiernos de los países afectados por los incendios forestales no asumen acciones de preventivas y de forma inmediata, estos eventos seguirán creciendo en intensidad, y el mundo necesita prepararse para los efectos extremos, como la contaminación ambiental, la sequía y las olas de calor más intensas”, indicó.

En Sudamérica más de cinco países sufren las consecuencias de los incendios forestales de los cuales Bolivia y Brasil sufren las mayores pérdidas. De acuerdo con el Viceministerio de Defensa Civil boliviano la superficie afectada por el fuego es de 3.8 millones de hectáreas, de las cuales 1.5 millones corresponden a áreas boscosas y 2.3 millones de hectáreas a pastizales. Entretanto que el gobierno de Brasil informó que más de 6.7 hectáreas de la Amazonía brasileña han sido arrasadas por los incendios desde que comenzó el año, lo que supone un 1,6 % del bioma.

El humo de los incendios en la amazonia de Brasil y Bolivia ha puesto en un punto crítico la calidad del aire en varias ciudades de Suramérica, mientras el fuego ya ha consumido más de 11 millones de hectáreas de selva, bosques y pastizales en la zona afectada. La contaminación se esparce por países vecinos desde hace varias semanas producto del desastre ambiental que se vive en la región desde principios de enero del presente año.

De acuerdo con el medioambientalista y docente universitario Xavier Cuevas Copa, los efectos colaterales de los incendios forestales en la Amazonia, que ostenta el mayor bosque tropical del planeta, repercutirán en gravísimas perdidas irreversibles, como la sequía extrema, con varios ríos que llegarán a sus niveles más bajos; cuantizas perdidas de flora y fauna al punto de la extinción; y olas de calor extremas nunca antes vistas en la historia; además del aislamiento y vulnerabilidad de decenas de comunidades rurales.

“Con los incendios forestales en la Amazonia, de hecho, muchos bosques terminan calcinados, lo cual implica grandes pérdidas de masa forestal y fauna. El fuego está causando daños irreparables en la riqueza faunística y floral en los lugares azolados por las llamas, pero además está provocando desequilibrios en la naturaleza y acelerando el calentamiento global que devendrá en el cambio climático”, señaló.

En este contexto, el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, viajó este martes al estado de Amazonas para visitar a las comunidades rurales afectadas y se prevé que anuncie medidas para enfrentar la sequía, obras para el dragado de ríos, a fin de hacerlos navegables, ante la crítica situación que se vive en la región.

En Bolivia, los incendios en su mayoría están relacionados con prácticas agrícolas, como el uso del fuego para limpiar tierras para cultivos, las mismas que ya han afectado vastas áreas de los departamentos de Beni, Pando y Santa Cruz, una de las regiones más productivas del país.

Un grupo de expertos de Chile, Brasil y Francia llegaron en las últimas horas, junto a militares, policías y bomberos bolivianos, hasta las zonas afectadas para ejecutar acciones destinadas a   sofocar el fuego, que ya ha destruido más de 4 millones de hectáreas de bosques y pastizales, según datos de organizaciones privadas.

El Gobierno boliviano declaró la “emergencia nacional”, con suspensión de labores escolares en las zonas afectadas. En los aeropuertos los vuelos se realizan de manera intermitente por la poca visibilidad. Los incendios forestales en Bolivia y Brasil también están afectando a varias ciudades de Paraguay, Chile, Perú, Argentina y Uruguay, países vecinos que han emitido alertas por el humo que ha traspasado las fronteras.

Los países de la región han recomendado a la población que limiten su exposición al humo, suspender las actividades al aire libre, mantener las ventanas cerradas y colocar toallas debajo de las puertas y ventanas para que el humo no ingrese.

En Paraguay, más de 100.000 hectáreas, en su mayoría de bosque nativo, han sido afectadas por un incendio que azota desde hace una semana una vasta zona de la región del Chaco paraguayo (oeste), en la frontera con Bolivia.

Asimismo, las instituciones educativas suspendieron las clases presenciales. Hasta este martes hay 54 fuegos activos, entre ellos 39 en bosques nativos y 13 en áreas silvestres protegidas, en todo Paraguay. En Uruguay se aconsejó a la población con enfermedades respiratorias crónicas, enfermedades cardiovasculares, alergias y otras condiciones de riesgo que limite su exposición al humo procedente de los incendios forestales en los países vecinos.

Por su parte, la Secretaría Nacional de Gestión de Riesgos (SNGR) de Ecuador informó que unas 30.000 hectáreas de cobertura vegetal se han quemado en incendios registrados desde enero pasado.

“La situación es preocupante. Datos de MapBiomas, que proporciona series de mapas satelitales de cobertura y uso del suelo, indican que desde 1985 el bioma perdió 380.000 km², una superficie mayor que Alemania. En este sentido es necesario, además, de las acciones gubernamentales, un mayor compromiso del sector productivo, ya que gran parte de la deforestación y los incendios forestales provienen de áreas privadas”, alertó Daniel Silva, especialista en conservación de WWF-Brasil.

En su opinión, las acciones de conservación y otras iniciativas de preservación forestal necesitan un enfoque sistémico, ya que los biomas están conectados. “No tiene sentido proteger la Amazonía e ignorar otras áreas naturales; los beneficios de los bosques no funcionan de forma fragmentada”, afirmó el experto.

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