
Por Araceli Aguilar Salgado
«El bienestar de los trabajadores es el corazón de cualquier economía que aspire a ser inclusiva y próspera.»
La integración de la medición de la felicidad en nuestra comprensión del trabajo decente y el bienestar laboral es un enfoque innovador y necesario para transformar la manera en que concebimos las relaciones laborales y el desarrollo humano.
Históricamente, los indicadores de éxito en el ámbito laboral se han centrado en variables como la productividad, los ingresos, las horas trabajadas y los índices de empleo, dejando de lado aspectos subjetivos pero cruciales como la satisfacción personal, la calidad de vida y la felicidad de los trabajadores. Incorporar esta dimensión en la evaluación del trabajo decente tiene un impacto profundo en trabajadores, empleadores y sociedades, y en su interacción mutua.

El trabajo decente: mucho más que empleo seguro
El concepto de «trabajo decente», promovido por la Organización Internacional del Trabajo (OIT), incluye el acceso a trabajos seguros, dignos, equitativos y con derechos laborales garantizados. Aunque se reconocen aspectos fundamentales como salarios justos y seguridad social, la felicidad y el bienestar emocional de los trabajadores aún no se han integrado plenamente en este paradigma.
Felicidad como indicador de bienestar: La felicidad no se reduce a un estado emocional pasajero; es un reflejo de factores más amplios como el equilibrio trabajo-vida, el sentido de propósito, el reconocimiento y la seguridad personal. Evaluar este aspecto permite identificar áreas de mejora que no siempre son detectadas con métricas tradicionales.

Importancia de medir la felicidad en los trabajadores
Mejora de la productividad laboral:
Investigaciones demuestran que empleados felices son hasta un 13% más productivos que aquellos que no lo son. Cuando las personas se sienten valoradas y satisfechas, tienden a aportar más energía, creatividad y compromiso en sus labores.
Retención de talento:
La felicidad en el trabajo está directamente relacionada con la retención de empleados. Un entorno que fomenta el bienestar disminuye la rotación laboral, reduciendo costos de contratación y capacitación.
Reducción del estrés y enfermedades:
Un ambiente laboral que prioriza la felicidad puede contribuir a la disminución del estrés y problemas de salud mental, impactando positivamente en la reducción de ausencias laborales por enfermedad.
Fomento de relaciones laborales saludables:
La medición de la felicidad también permite identificar posibles tensiones o dinámicas tóxicas dentro del ambiente laboral, ayudando a promover una cultura de respeto y cooperación.
Beneficios para los empleadores
Integrar la medición de la felicidad no solo beneficia a los empleados, sino también a los empleadores:
Imagen positiva y reputación:
Las organizaciones que se preocupan por el bienestar emocional de sus trabajadores suelen ser percibidas como empleadores ejemplares, atrayendo talento y fortaleciendo su marca.
Mayor innovación:
Los empleados felices están más dispuestos a tomar riesgos creativos, lo que puede traducirse en soluciones innovadoras y un desempeño empresarial más competitivo.
Reducción de conflictos:
Al monitorear la felicidad, los empleadores pueden detectar áreas de insatisfacción y actuar de manera proactiva para resolverlas antes de que se conviertan en conflictos graves.
Impacto en las sociedades
Cuando el bienestar emocional de los trabajadores se convierte en una prioridad colectiva, los beneficios trascienden el ámbito laboral y se reflejan en la sociedad en general:
Cohesión social:
Trabajadores más felices tienen una mayor disposición para contribuir a sus comunidades, fortaleciendo la cohesión social y promoviendo ambientes más pacíficos.
Economías más resilientes:
Sociedades que priorizan la felicidad laboral experimentan economías más resilientes y sostenibles, pues el bienestar laboral contribuye a una base productiva más sólida.
Salud pública mejorada:
Al reducir el estrés y las enfermedades relacionadas con el trabajo, también disminuyen los costos en los sistemas de salud, beneficiando a toda la población.

Desafíos y oportunidades al integrar la medición de la felicidad
La integración de la medición de la felicidad en el trabajo decente presenta varios desafíos, pero también ofrece oportunidades significativas:
Definir métricas estandarizadas: Es necesario desarrollar indicadores claros y objetivos que permitan evaluar la felicidad de los trabajadores sin que esta medición sea subjetiva o inexacta.
Formación de líderes empáticos: Los empleadores y líderes deben ser capacitados para reconocer la importancia del bienestar emocional, fomentando una cultura organizacional inclusiva y compasiva.
Replantear políticas laborales: La incorporación de la felicidad como indicador requiere un rediseño de políticas laborales que prioricen el equilibrio entre la vida laboral y personal, como horarios flexibles, teletrabajo y espacios colaborativos.
Un modelo para el futuro
Incorporar la medición de la felicidad en el marco del trabajo decente no es solo una herramienta para entender mejor las necesidades de los trabajadores, sino una estrategia esencial para construir economías sostenibles y justas.
Este enfoque holístico reconoce que el éxito laboral no solo radica en las cifras, sino en el bienestar humano integral, promoviendo entornos laborales donde las personas puedan prosperar emocional, mental y físicamente.
«Integrar la felicidad en el trabajo no es solo un acto humano, es un camino hacia sociedades más justas y sostenibles.»
Araceli Aguilar Salgado Periodista, Abogada, Ingeniera, Escritora, Analista y comentarista mexicana, del Estado de Guerrero E-mail periodistaaaguilar@gmail.com