Llegaste a este mundo como rayo de aurora, con la dulzura intacta de una flor que desborda, trayendo en tus manos la magia escondida del amor más puro que da nueva vida.
Pequeña estrella que alumbra mis días, con risas que sanan, con tiernas caricias, en tus ojos brilla la esperanza serena, como un canto al alma que el tiempo envenena.
Tu nombre susurra promesas y sueños, tu paso pequeño ya deja destellos, y aunque eres tan niña, tan frágil, tan tierna, tu luz desafía las sombras más negras.
Eres mi herencia de amor verdadero, mi verso más limpio, mi más dulce anhelo, mi abrazo al futuro, mi fe renovada, la flor que germina en mi propia alma.
Que nunca te falten ni amor ni alegría, que el cielo te cubra con calma infinita, y que donde vayas, el bien te acompañe, que tu luz transforme lo que el mundo dañe.
Hoy cumples un año, tesoro bendito, y en este poema te dejo mi abrigo: que si un día dudas, recuerdes mi voz, que en cada latido te lleva mi amor.
¡Feliz cumpleaños, mi estrella encendida, regalo del cielo, razón de mi vida!
Con todo mi amor, tu abuelo, Amín Cruz.
«Cada día con mi nieta Ezra es una página nueva en el libro de la vida.” Amin Cruz
