Por Marcela Zambrana
En lo profundo de la selva boliviana, donde se murmuran secretos ancestrales y los ríos serpentean como venas, reside un pueblo cuya historia se entrelaza con el latido de la tierra: los indígenas Leco de La Paz. Guardianes de un territorio inmenso, son depositarios de una cosmovisión única, herederos de saberes muy antiguos y protagonistas de una lucha silenciosa por preservar su identidad en un mundo que avanza a grandes pasos.
Su conexión con la naturaleza
Los indígenas utilizan materiales naturales como hojas de plátano, palma, motacú y coco para crear elementos esenciales en su vida cotidiana. Con estas fibras, elaboran recipientes trenzados en forma de cono para recolectar frutas durante sus caminatas.
También emplean las hojas como protección, cubriéndose con ellas para resguardarse del sol y la lluvia. Estos objetos no solo cumplen funciones prácticas, sino que también reflejan su relación cercana con la naturaleza y su habilidad artesanal para transformar los recursos de su entorno.

Indumentaria que refleja su identidad
Las mujeres de la comunidad visten de blanco, con faldas cortas y collares hechos a mano con semillas de frutas silvestres como la sandía, lo cual destaca la dedicación que ponen en la elaboración de sus prendas y accesorios.
Costumbres que fortalecen su unidad
Las tradiciones de esta comunidad giran en torno a la caza y la pesca. Estas prácticas no solo son una forma de obtener alimento, sino también una expresión de solidaridad, ya que quien caza o pesca comparte sus alimentos con todos los miembros del grupo. Este acto fortalece los lazos comunitarios y asegura que nadie pase necesidad.
Gracias a estos valores, la comunidad ha vivido en armonía por generaciones. La cooperación y el respeto mutuo han sido fundamentales para la convivencia.
Comidas tradicionales y singulares
Los Lecos, una comunidad indígena de Bolivia, han preservado sus tradiciones culinarias como parte de su identidad cultural. Uno de sus platos típicos es el Tuyú Tuyú, una preparación ancestral que refleja su profunda conexión con la naturaleza. Este plato consiste en un gusano o larva extraída del tronco de la palmera majo y se acompaña con arroz, yuca o plátano, son ingredientes que simbolizan la armonía entre el pueblo Leco y su entorno, resaltando su respeto por la naturaleza.
También es conocido en la gastronomía del norte de La Paz el “tujo” o “ cepeculón”, una especie de hormiga voladora de la cual se consume la cola, porque al freírla adquiere la consistencia de un maní y es rica en proteinas.

Lecos: un patrimonio paceño
Los Leco de Kelequelera están ubicados en la provincia Murillo, específicamente en el distrito rural de Zongo, en el departamento de La Paz, Bolivia.
No son solo un eco del pasado, sino una voz viva que resuena en el presente y nos abre interrogantes sobre el futuro. Su lucha por la subsistencia es un testimonio de la fortaleza del espíritu humano y de la profunda sabiduría que nace de una vida en armonía con la naturaleza.
(Colaboración de Marcela Zambrana Choque, estudiante de la carrera de Periodismo de Unifranz, La Paz, Bolivia)









