
“La paz no es simplemente la ausencia de guerra, sino la presencia de justicia.” Jane Addams
A 25 años de la histórica resolución 1325 del Consejo de Seguridad de la ONU, que prometía garantizar la participación plena de las mujeres en procesos de paz, el informe 2025 del Secretario General revela una realidad devastadora: el mundo ha optado por rearmarse, mientras excluye a las mujeres de las soluciones. Con el mayor número de conflictos activos desde 1946, el retroceso en derechos, protección y representación femenina es tan profundo como alarmante.

676 millones de mujeres viven a menos de 50 kilómetros de zonas de conflicto mortal, el nivel más alto desde la década de 1990.Las bajas civiles entre mujeres y niños se han cuadruplicado en dos años, y los casos de violencia sexual relacionada con conflictos aumentaron un 87% . Estas cifras no son colaterales: son síntomas de una guerra estructural que se libra sobre los cuerpos de las mujeres, en un desprecio sistemático por el derecho internacional humanitario.
La violencia reproductiva como la destrucción de centros de maternidad o el bloqueo a servicios de salud se ha convertido en táctica bélica. En Gaza, miles de partos ocurren entre escombros, sin anestesia ni agua . En Haití y el Congo, la violencia sexual alcanza niveles epidémicos. Estas prácticas no solo vulneran derechos: pueden constituir crímenes de genocidio.
Pero la exclusión no termina en el campo de batalla. Nueve de cada diez procesos de paz en 2024 no contaron con negociadoras, y las mujeres representaron apenas el 7% de los negociadores y el 14% de los mediadores . A pesar de que su participación mejora la durabilidad de los acuerdos, las mujeres siguen siendo marginadas de las decisiones que definen el destino de sus comunidades.



El desequilibrio financiero agrava la injusticia. Mientras el gasto militar mundial superó los 2.7 billones de dólares, las organizaciones de mujeres en zonas de conflicto recibieron solo el 0.4% de la ayuda humanitaria . Muchas enfrentan el cierre inminente por falta de recursos, a pesar de estar en la primera línea de respuesta, protección y reconstrucción.
El informe exige una revolución en los datos de género. Sin información desagregada, las realidades de las mujeres en zonas de guerra permanecen invisibles. Cerrar estas brechas es vital para la rendición de cuentas, el diseño de políticas efectivas y la justicia para las sobrevivientes.
ONU Mujeres pide resultados concretos: soluciones políticas inclusivas, mujeres liderando reformas de seguridad y justicia efectiva para las víctimas. No se trata solo de reconocer el daño, sino de transformar las estructuras que lo perpetúan.Este llamado no puede esperar.
Las guerras contra las mujeres no son inevitables: son evitables. Y la paz verdadera solo será posible cuando sus voces, sus cuerpos y sus derechos estén en el centro de las soluciones.
“No hay paz sin justicia, no hay justicia sin igualdad.” Michelle Bachelet
Araceli Aguilar Salgado Periodista, Abogada, Ingeniera, Escritora, Analista y comentarista mexicana, de Chilpancingo de los Bravo del Estado de Guerrero E-mail periodistaaaguilar@gmail.com









