La búsqueda de la longevidad ya no es ciencia ficción. En la última década, se ha consolidado como el gran desafío de la biología molecular, impulsando una revolución. Actualmente, innovadores tratamientos, fármacos inteligentes y la nutrición avanzada buscan mejorar radicalmente nuestra esperanza de vida. Los científicos persiguen una meta audaz: tratar el envejecimiento como una enfermedad curable.
Esta visión se sustenta en recientes descubrimientos: al optimizar el funcionamiento de las células y frenar su degradación, no solo se podría detener el proceso de envejecer, sino también prevenir de forma efectiva las enfermedades degenerativas más temidas, como el cáncer, la artritis y el Alzheimer.
Si bien la ciencia tradicionalmente no etiqueta el envejecimiento como una enfermedad, sí lo considera el factor de riesgo número uno para casi todas ellas (afecciones cardíacas, diabetes, etc.). Es precisamente por ello que la idea de mejorar la salud deteniendo la descomposición celular resulta una perspectiva tan tentadora y revolucionaria para el futuro de la medicina.
Investigaciones avanzadas
Para la doctora e investigadora Ph.D., Lilian Mercado, si por un lado hallar una cura definitiva para la vejez puede resultar una fantasía de ciencia ficción, por el otro ya se pusieron en práctica tratamientos en animales que consiguen prolongar su existencia en el laboratorio, algo que en los siguientes años podría replicarse a los humanos. Uno de los avances más prometedores consiste en eliminar las células senescentes, aquellas que perdieron su capacidad de dividirse.
Para consolidar estos avances, dijo, es necesario comprender qué es lo que impulsa la senescencia, las particularidades de estas células y cuáles son sus roles en los procesos de salud y enfermedad. Prevenir su desarrollo, a través de tratamientos clínicos y un estilo de vida saludable, como el ejercicio, y una adecuada nutrición, puede llevarnos a modificar la biología del envejecimiento en los humanos.
Las células senescentes se distinguen por sus rasgos morfológicos y moleculares. Uno de los mayores avances ha sido el reconocimiento del papel de la senescencia en algunas patologías humanas como es el caso del cáncer.
Cambios en las células
De acuerdo con la bióloga molecular y docente universitaria, Denisse Guerrero, gracias a las investigaciones científicas, se observaron muchos cambios en las células y los tejidos con el envejecimiento, como la acumulación de ADN, proteínas y lípidos dañados. Existe también un defecto en la autofagia, un mecanismo muy importante que usan las células para eliminar estos componentes defectuosos. La senescencia celular es quizás uno de los ejemplos más extremos de cambios celulares que ocurren con el envejecimiento.

Afirmó que, para revertir el reloj del envejecimiento, otro procedimiento es el tratamiento de la coenzima NAD+, que habita en las células del organismo y tiene un papel clave en la regulación de las interacciones proteínicas que controlan la reparación del ADN. “Un experimento con ratones aplicando este método, permitió un grupo de roedores más sanos y un lapso de vida ligeramente más largo”.
La molécula NAD −dijo− es fundamental para el metabolismo de las células y el adecuado mantenimiento del ADN. Existen evidencias científicas de que la disminución en NAD está asociada con el envejecimiento, lo cual puede ser una consecuencia de la senescencia celular. En la última década, estudios en animales han demostrado que la suplementación de NAD, en enfermedades relacionadas con el envejecimiento, puede tener efectos significativos que aumentan la salud y la esperanza de vida.
Valoraciones científicas
Los biólogos y docentes universitarios, Xavier Vidal y Joaquín Asturizaga, señalaron que científicos de la Universidad de Stanford ya lograron medir, por primera vez, la velocidad a la que se mueve la muerte dentro de las células. Señalaron que el descubrimiento fue publicado en la revista Science; las valoraciones científicas sacaron a la luz que un ser humano pierde más de 50 mil millones de células al día.
Al respecto, explicaron que a medida que el cuerpo envejece, las células pierden su capacidad de reparar los daños que se producen en su ADN. Al superar su umbral de lesiones, la célula es incapaz de llevar a cabo su función correctamente y emite una orden de muerte para sostener el equilibrio biológico.
“Lejos de ser algo repentino o violento, funciona como un suicidio programado en el que la célula implosiona lentamente y de manera ordenada, muchas veces empaquetando los restos para que sean retirados por el organismo”, indicó Azturizaga.
Los especialistas explicaron la Universidad de Harvard publicaron importantes estudios para modificar la epigenética en roedores y observaron que sería posible revertir el paso del tiempo.
Concluyeron que se trata de uno de los objetivos más anhelados de la ciencia. Por años la ciencia ha trabajado para descubrir “una pócima secreta” que revierta el reloj biológico humano y evite el envejecimiento. Este anhelo suele tener varios motivos ya sea por fines estéticos; por el deseo de que el tiempo se detenga y todo se mantenga estático; por el miedo a la muerte; y por evitar enfermedades que, justamente, suelen aparecer con el paso de los años.
Nuevos estudios
Los nuevos estudios en ratones que más adelante pueden ser replicadas a los humanos se encuentran en etapas iniciales. Pasarán años antes de que los ensayos con personas se terminen y sean seguros y exitosos. Sin embargo, estos avances son agigantados para la ciencia, “Al día de hoy, hablamos del envejecimiento como un proceso progresivo e inevitable que trae consigo enfermedades y, en definitiva, la muerte, sin embargo, esta realidad está pronto a cambiar, gracias a las nuevas investigaciones”, señaló Vidal.
Los biólogos recomendaron que hasta que las pruebas en humanos no progresen y den resultados, las personas pueden ir cuidando su salud de varias maneras; entre ellas resaltaron la importancia de ingerir plantas, como alimento, comer con menos frecuencia, dormir lo suficiente, hacer ejercicio diariamente para mantener la masa muscular y, fundamentalmente, “no preocuparse por las cosas pequeñas y tener un buen grupo social”, puntualizaron los especialistas.